miércoles, 21 de marzo de 2018

21 de MARZO: DÍA INTERNACIONAL DE LOS BOSQUES

En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de marzo como Día Internacional de los Bosques. Mediante su celebración se rinde homenaje a la importancia de todos los tipos de bosques y se intenta generar conciencia al respecto. Cada vez que se celebra el Día Internacional de los Bosques, se alienta a los países a adoptar iniciativas en el plano local, nacional e internacional para la organización de actividades relacionadas con los bosques y los árboles, como, por ejemplo, campañas de plantación de árboles. El tema del Día Internacional de los Bosques lo elige la Asociación de Colaboración en materia de Bosques. El tema para 2018 es bosques por unas ciudades sostenibles.


Este día de celebración mundial de los bosques nos brinda la oportunidad de concienciarnos sobre la importancia de todos los tipos de ecosistemas boscosos y árboles, y de celebrar las diferentes maneras en las que los bosques nos mantienen y protegen.

En la actualidad, estamos viviendo una urbanización sin precedentes. En 2050, se estima que 6000 millones de personas o hasta el 70% de la población mundial vivirán en ciudades, pero una creciente urbanización no tiene necesariamente que llevarnos a ciudades contaminadas. Este año, la celebración de este día se dedica a los bosques y las ciudades, bajo el lema «¡Vivamos en ciudades más verdes, saludables y felices!» se quiere concienciar sobre los recursos y conocimientos que tenemos para convertir nuestras ciudades en lugares más verdes y más saludables, a corto y largo plazo.

¿Qué pueden hacer los bosques por las ciudades?

No podemos olvidar que los árboles y los bosques urbanos hacen de nuestras ciudades lugares más verdes, saludables y felices porque refrescan el aire, filtran las partículas contaminantes del aire y ayudan a mitigar el cambio climático.

Los árboles reducen la contaminación acústica, ya que proporcionan una barrera que protege a los hogares de las carreteras y zonas industriales cercanas.

Los bosques y los árboles almacenan carbono, lo que ayuda a mitigar las repercusiones del cambio climático en las zonas urbanas y en sus alrededores.

Los árboles mejoran el clima local y ayudan a ahorrar entre un 20% y un 50% de la energía utilizada para la calefacción.

La colocación estratégica de árboles en zonas urbanas puede permitir enfriar el aire hasta 8ºC reduciendo así en un 30 % las necesidades de aire acondicionado.

Los árboles urbanos son excelentes filtros del aire, ya que eliminan contaminantes perjudiciales en el aire y partículas finas.

Los árboles reducen la contaminación acústica, ya que proporcionan una barrera que protege los hogares de las carreteras y zonas industriales cercanas.

Gracias a las frutas, los frutos secos, las hojas y los insectos que habitan los árboles de las ciudades, las poblaciones locales pueden producir alimentos y medicinas para su uso doméstico o para la venta a fin de obtener ingresos.

El combustible obtenido de los árboles y los bosques plantados en las ciudades proporciona energía renovable para cocinar y calentarse, lo que reduce la presión sobre los bosques naturales y nuestra dependencia de los combustibles fósiles (como el carbón, el petróleo o el gas natural).

Los bosques en las zonas urbanas ayudan a filtrar y regular el agua y contribuyen así al suministro de agua dulce de calidad a cientos de millones de personas. Los bosques protegen asimismo las cuencas hidrográficas y previenen las inundaciones, ya que almacenan agua en sus ramas y en el suelo.

Los bosques y árboles bien gestionados en las ciudades y sus alrededores proporcionan hábitats, alimentos y protección a numerosos animales y plantas, con lo que ayudan a mantener e incrementar la biodiversidad.

Los bosques en las ciudades y las zonas circundantes generan turismo, crean decenas de miles de empleos y favorecen los planes de embellecimiento urbano, y crean así economías verdes dinámicas, enérgicas y prósperas.

Las zonas verdes urbanas, incluidos los bosques, posibilitan estilos de vida activos y saludables, contribuyen a mejorar la salud mental y a prevenir enfermedades y ofrecen a las personas lugares para socializar.